¿Existes? Identidad corporativa
En Kipala somos conscientes de la importancia de definir una buena identidad corporativa para las empresas e instituciones, que dé respuesta a una estrategia interna de comunicación y pueda hacer llegar al público la esencia de lo que hace, a qué se dedica y cómo lo hace.
La identidad corporativa va más allá de la simple creación de un logotipo.
Muchas veces se confunde identidad corporativa con la creación de un logo. No es lo mismo y es necesario diferenciar algunos conceptos como identidad corporativa, imagen corporativa y comunicación corporativa.
La identidad corporativa es la percepción que se tiene de la institución o empresa y como tal, es única. En cambio, la imagen corporativa forma el conjunto de los aspectos visuales de la institución. La imagen corporativa puede modificarse, adaptarse y cambiar, aunque será a partir de la misma, que nuestros consumidores o usuarios, y el público en general, nos identificarán y reconocerán. A partir de la imagen corporativa se nos tiene que poder identificar y considerar como una opción válida a tener en cuenta. Un claro ejemplo, de este cambio en la imagen a través del tiempo, lo podemos visualizar en el logotipo de la empresa Nike.
La comunicación corporativa es el proceso por el que convertimos la identidad corporativa en imagen corporativa. La identidad corporativa sólo tiene sentido si somos capaces de comunicarla y es importantísimo saber transmitir esta información a todo el mundo, no sólo a nuestros clientes, también a nuestros trabajadores, proveedores, etc.
En Kipala te ayudamos a definir tu identidad corporativa y también a definir o mejorar tu imagen corporativa. Para ello, trabajamos sobre cuatro grandes ejes: Identidad, Acción, Cultura y Comunicación. Necesitamos conocer los orígenes, la misión, visión y valores de la empresa o institución antes de buscar un nombre o una imagen que la represente. Por este motivo es necesario realizar un análisis profundo y debate antes de poder definir y plasmar un nombre o imagen a partir de la cual poder identificarnos. También debemos tener en cuenta a la competencia y el entorno.
La imagen corporativa debe resultar convincente, creíble, coherente y consistente con la identidad de la corporación para poder adentrarse en la mente de los individuos y permanecer en ella de forma persistente, atractiva y agradable. Para definirla, no sólo tendremos que basarnos en cuestiones estéticas, también deberemos hacer uso de aspectos más metodológicos y sistémicos para conseguir impactar en la mente de las personas, cuestión que cada vez resulta más complicada, dada la cantidad de información que llega a nuestras mentes y la capacidad que tenemos para retenerla.
Nos encontramos en un momento donde un gran número de instituciones tratan de hacerse un hueco, buscando mecanismos para dar a conocer sus productos o servicios, bombardeando de forma indiscriminada la mente de las personas para poder llegar a los consumidores, proveedores y otros usuarios internos y externos.
Si conseguimos introduir nuestra imagen corporativa en la mente de nuestro público, existiremos.